cualquiera te hubiese dicho que el partido estaba liquidado o, por lo menos, eso venía pasando. pero, aunque te lo diga santander, al futbol no le gusta la lógica.
una jugada intrascendente, un contragolpe desprolijo y apurado, un arquero que se planta bien y una que pelota sale volando diez, veinte, treinta y pico de metros, sin saber que solo una persona en el mundo podía hacerla gol (porque cuando la pelota y un goleador se cruzan sucede la magia).
esa persona en el mundo se llama martin palermo y, casualmente, se la encontró en pleno cabezazo y la despidió con amor. por eso la pelota viajo esos diez, veinte, treinta o cuarenta metros con la certeza del destino, para ir a descansar al fondo de la red, justo donde a palermo le gusta dejarlas.
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