martes, 20 de octubre de 2009

cuando no pegás una ni con la gotita, el pulpito o uno de los cienmil tipos de uhu que tienen en desalvo

realmente no se si contarlo, pero recién miré por la ventana y vi a spiderman en el patio del vecino.
estaba jugando a la pelota, tenía la máscara en la mano y aproximadamente unos 4 años.-

jueves, 15 de octubre de 2009

conversaciones de 3 de la matina a las 12.01 con tus hermanos

g- yo quiero ser mago
a- eso es una mierda, yo quiero ser vampiro. es lo mejor
silencio
g- cual es tu top five de personajes de harry potter?
a- el uno, porque es del pincha
g- de personajes bobo...
a- el otro día estaban hablando con willy de qué patronus tenía cada uno...
g- el de ron es un galleon, porque es pobre
risas
a- no sabés lo que hizo gighlioni el otro día...

a veces te pasa que aunque no hiciste un carajo en todo el día, estés complicadísimo con la facu y que el técnico de tu selección sea un duque (como diría holden), la historia termina bien.
no tengo idea de cómo poner una charla con mis hermanos en palabras. imposible traducir el tiempo que no los veía, el aprecio que les tengo y lo poco que lo podemos demostrar (somos varones, por dios).
si pudiese encriptar esta habitación oscura, este gallego borracho que no se calla más y las anécdotas de capusotto en unas cuantas palabras, lo haría y lo subiría a mi blog, sin duda.-

lunes, 5 de octubre de 2009

las ultimas maderas flotando de un fin de semana para el olvido (futbolísticamente hablando)

cualquiera te hubiese dicho que el partido estaba liquidado o, por lo menos, eso venía pasando. pero, aunque te lo diga santander, al futbol no le gusta la lógica.
una jugada intrascendente, un contragolpe desprolijo y apurado, un arquero que se planta bien y una que pelota sale volando diez, veinte, treinta y pico de metros, sin saber que solo una persona en el mundo podía hacerla gol (porque cuando la pelota y un goleador se cruzan sucede la magia).
esa persona en el mundo se llama martin palermo y, casualmente, se la encontró en pleno cabezazo y la despidió con amor. por eso la pelota viajo esos diez, veinte, treinta o cuarenta metros con la certeza del destino, para ir a descansar al fondo de la red, justo donde a palermo le gusta dejarlas.