jueves, 16 de abril de 2009

cómo explicarte en palabras y castellano lo que se siente ir de noche en patineta cantando el mató, aunque no tengas ritmo ni idea de entonación

para quién cambian de luces los semáforos de madrugada, y quién les hace caso?
por qué lloran rios las alcantarillas y el viento les susurra nostalgias de barrio a los árboles que hacen fila en las veredas?
a donde se va el humo de los que esperan el colectivo y las nubes de respiración cuando hace frio?
las miles de escenas por cada ventanita con la luz prendida y las voces apagadas que alcanzan la noche a través de las persianas.
donde los nenes le tienen miedo a la oscuridad, hay quienes preparan examenes y otros que no pueden dormir porque mañana es su gran día. chicas que terminan sus libros, no importa hasta qué hora se queden, y parejas que se duermen y otras que se despiertan y no les importa si tenían que madrugar.
la hora en que las plazas abren sus puertas de hotel para los que sienten que 'mañana' no es una esperanza, sino una inútil imposición cronológica.
la diligencia de los diarios y el olor a panadería que nos acompaña hasta la heladera de casa.
esa profundidad mítica de la noche que en realidadno es más que salir con lo puesto a caminar.
las plegarias y la dulce espera de los colectivos, las broncas y confesiones que tienen que soportar las mentes mientras apilamos calles y cientos de nombres de personas que no conocemos
para quién se lucen y a quién le mienten las publicidades desde los recovecos más recónditosde la city. qué oídos escucharán mientras ensayan las propagandas en carteles enmohecidos desde mayo del 68 a kilómetros de acá.
la impunidad de la basura que repta por las calles, los eternos borrachos y los perros que no saben aguantarse, y los dueños que tampoco los aguantan.
la necesidad de escapar de las 6 paredes y deambular por el cementerio de concreto de autos estacionados y florerías inexplicablemente abiertas.
los bebés que todavía no se adaptan al reloj y los que ya están llegando tarde al laburo
y vos, dormida tan lejos y despreocupada, con tu ruidito de dormir o hasta babeando un poquito la almohada, como me gustás, en medias.
y las pelotudeces que tienen que aguantar estos renglones mientras yo me hago el capo wachi wawa, escribiendo cosas profundas sobre la noche.
dejo bien sentado que solo lo hago hasta que vuelva la inspiracion