sábado, 25 de julio de 2009

manual para extrañadores y extrañandos que no se dan cuenta, pero que bien lo saben

él ya no sabía cómo cortarse las uñas, ni cuáles. ella le prometió el oro bendito de los aztecas, los secretos que calla cuzco desde los tiempos de cortés, los abrazos de desconocidos por las callecitas de río y poner sus pisadas junto a las suyas en la isla del sol.
entre portugueses improvisados y españoles de guapo y castilla, se hizo entender. cada noche, algunos días, y por ahí alguna que otra madrugada. ella siempre le aseguró que durante esas horas de hotel no se perdía ninguna excursión ni dejaba de lado ningún museo.
por eso mi papa ,entre pestañas de futbol y noticias de la capital, siempre se deja páginas de hoteles de centroamérica, se sabe todas las características y es el más contento de todos, aunque nunca le traigan regalos.-

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